lunes, 20 de junio de 2016

Los otros clásicos XLV - Jerónimo de Barrionuevo y Peralta (1587 - ¿1671?)


Por José Ramón Fernández de Cano

El desempeño de Marchante con “devoto” o “galán de mojas” (vid. entrada anterior) me ha traído a la memoria esta procacidad con estrambote del granadino Jerónimo de Barrionuevo, autor sobradamente conocido por sus extraordinarios Avisos -que le convirtieron en “el mejor representante del periodismo del siglo XVII”, según Paz y Meliá-, pero harto desatendido en su condición de poeta. Hombre de armas en su juventud, tras haber visto morir a sus hermanos Francisco y Rodrigo en la cruenta primera jornada de los Quérquenes trocó la armadura por la sotana e, instalado en un lúcido desengaño del mundo, se consagró a la redacción de comedias insubstanciales y versos de muy variada índole. Para regocijo del lector travieso, yo mismo exhumé, hace ya un cuarto de siglo, algunos de sus poemas más deslenguados, que yacían inéditos en los sótanos de la Biblioteca Nacional; en ellos, Barrionuevo se ocupa de asuntos tan desconcertantes como el “examen de impotencia de una señora casada” (“En el pleito que trata a cierta dama”) o esta insana curiosidad monjil, resuelta con desahogo por su devoto merced al alcance metafórico del “alambique” y los “agallones” (“cuentas o bolas del rosario”).


XLV.- Jerónimo de Barrionuevo y Peralta (1587-¿1671?)

Preguntole una monja a su devoto
la cosa de este mundo más suave,
si era animal, por dicha, pez o ave,
pues en todo tenía tan buen voto.
El otro, que había sido gran piloto
sin respetar galera, barco o nave,
le respondió: -Un compuesto de jarabe
que llaman las casadas meliloto.
Aquesta confección alambicada,
destilada de cosas muy curiosas,
la vida suele dar en ocasiones;
y por el alambique destilada,
hace grande provecho a las hermosas,
a fuego lento siempre de agallones.
Esto, con mil razones,
Ovidio De Arti Amandi lo declara,
y que a las damas hace linda cara.

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