lunes, 23 de noviembre de 2015

Los otros clásicos XLI - Francisco de Pamones


Por Ramón Fernández de Cano



No creo que este soneto alcance la calidad de los que le preceden, ni que, desde un punto de vista estrictamente literario, pueda considerarse un poema siquiera aceptable. Sí es, en cambio, una obra maestra de ofebrería métrica, un ingenioso mecanismos de relojería que muestra hasta qué cotas de rareza y perfección se elevó, en el Barroco, el gusto por la complejidad y el artificio. De su autor, el canónigo Francisco de Pamones (o Pamonés), apenas sabemos que vivió en Sevilla, en las casas anejas a la parroquia de Santa María, al menos entre 1587 y 1606; que Cervantes, en su Viaje del Parnaso, lo elogió por su originalidad ("pone sus pies por do ninguno/los puso") y, al mismo tiempo, lo censuró por sus excesos ("con sus nuevas fantasías / mucho más que agradable, es importuno"); y que Juan de Robles, en su Primera parte del Culto sevillano, afirma que "el buen viejo Pamones (...) se preciaba de hacer sonetos de consonantes duplicados". E incluso triplicados, como éste, en el que no sólo riman, con perfecta consonancia, las sílabas décima y undécima de cada verso, sino también la segunda y la tercera, así como la sexta y la séptima. Hay, pues, en los sonetos de Pamones tres líneas verticales de rimas consonantes, todas ajustadas al esquema ABBA ABBA CDE CDE.

LXI.- Francisco de Pamones (s. XVI-s. XVII)
ConfESO en el linAJE, y moro pUTO,
y mISTO en línea estrECHA con villANO,
ya he vISTO ser la flECHA de tu mANO
y que ESO es tu lenguAJE y tu tribUTO.
AviESO fue el ultrAJE disolUTO;
de lISTO, erró la flECHA el cuero insANO
que a CrISTO iba derECHA, y dio al cristiANO;
sucESO que en tu trAJE pondrá lUTO.
DetENGA esa lanzADA de MinERVA
y, cAIGA o no en la cuENTA de sus yERROS,
si asESTA otra, contEMPLE esta medIDA.
Y vENGA enarbolADA en esa yERBA,
y trAIGA la tormENTA de tres fiERROS,
como ÉSTA, que no hay tEMPLE que la impIDA.

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